Donald Trump volvió a ser el protagonista de las noticias al hablar a finales de Mayo en Bismark (Dacota del Norte) sobre temas energéticos. Es la primera vez que el aspirante del Partido Republicano a la Casa Blanca menciona temas energéticos de los que ningún candidato ha querido hablar. Esta estrategia le ha servido para diferenciarse de su mayor rival, la candidata demócrata Hillary Clinton. Sin embargo, igual que en otros temas, no profundizó demasiado.
El primer discurso de energía de Donald Trump tuvo grandes promesas y muchas contradicciones, tal y como se esperaba. Los Estados Unidos llegarán a ser “totalmente independientes de cualquier necesidad de importar energía del cartel de la OPEP o cualquier nación hostil a nuestros intereses“. A pesar de todo, afirmó que van a continuar trabajando con los aliados del Golfo Pérsico con el objetivo de alcanzar unas “relaciones energéticas positivas como parte de nuestra estrategia antiterrorismo”. Además prometió utilizar “los ingresos procedentes de la producción de energía” para reconstruir escuelas y mejorar la infraestructura de transporte.
Con todas las miradas en él, continuó el discurso haciendo hincapié en “el potencial generador de riqueza” que tienen las fuentes de energía del país, citando estimaciones de un estudio del Instituto de Investigación de Energía sobre los beneficios económicos del petróleo, gas y carbón. Mencionó que el desarrollo de estos recursos impulsa la economía, genera empleos y enriquece al gobierno.
Tras anunciar el desarrollo de los combustibles fósiles, desafió las políticas de cambio climático. Se comprometió a dejar sin efecto el Plan de Energía Limpia (que él llama Plan de Acción Climática) desarrollado por la administración de Obama. A cancelar el Acuerdo de Cambio Climático de París y a detener los pagos de los Estados Unidos a Naciones Unidas a través de los programas de calentamiento global. Por último exigió a TransCanada, una de las mayores compañías de desarrollo de infraestructura energética en América del Norte, completar la cuarta fase del proyecto conocida como Keystone XL, para duplicar la capacidad de transporte de crudo desde Alberta a Nebraska. Esta fase fue paralizada por el Presidente Barack Obama el 6 de Noviembre de 2015.
Todas estas propuestas han desencadenado multitud de protestas de grupos medioambientales. Para conseguir sus objetivos, Donald Trump deberá, no solo apoderase de atención, sino derogar leyes del ejecutivo de Barack Obama. Donald Trump niega que la actividad humana sea la causante del calentamiento global observado, rechaza además las predicciones catastróficas de la ciencia y no evalúa las consecuencias económicas y sociales que puede tener su nueva política energética.
Lanzó un aviso a señalando que “en la administración de Trump los activistas políticos con intenciones extremistas no seguirán escribiendo las reglas” aludiendo a la Agencia de Protección Medio Ambiental, la cual durante el gobierno de Barack Obama ha ejercido grandes presiones para regular en materias energéticas.
Por último comentó que “para que haya brillo es necesario que haya luz sobre la tiranía de un activismo que se necesita en pequeñas dosis”, mencionando que en ocasiones dicho activismo medioambiental viene de fuera de sus fronteras.
En definitiva, es el primer candidato en abrir el debate sobre temas energéticos y en sacar a la luz algunos de los temas más polémicos del país. Merece crédito como candidato, pero va a tener que desarrollar sus argumentos y hacer propuestas más serias para que este artículo esté completo. ¿Podrá llevar sus argumentos más allá? Mientras tanto, igual que muchos norteamericanos, esperaremos preguntándonos si su primer plan energético llevará también su nombre.
Referencias:
- Revista Oil & Gas Junio 2016
- Wikipedia.org
- Agencia de protección Medio Ambiental